25 junio 2005

Empezar las vacaciones y volverme salvaje... todo uno

Image hosted by Photobucket.comAl fin llegó el verano y con él las tan ansiadas vacaciones.
A partir de hoy no pienso dar palo al agua.
Se terminó esa estupidez del “no dejes para mañana…”, de hecho voy a dejarlo todo para el mes que viene, para el año próximo, para mejor momento, para cuando le crezca pelo a las ranas… para mi próxima reencarnación.
Primera y última misión vacacional: Estrangular al despertador. Odioso Pepito Grillo que me confirma que yo, mi vida y mis circunstancias somos un absoluto desastre.
Desde este mismo instante han pasado a mejor vida los madrugones, los interminables atascos, la hora punta, las montañas de exámenes por corregir, los puñeteros alumnos, la falta de tiempo para todo, el ir corriendo a todos lados con la lengua fuera… , se acabó todo. No pienso hacer ni las camas, ni la comida… de hecho voy a afeitarme la cabeza para no tener que levantar los brazos ni para peinarme. Nada, cero, nulo, rien de rien.

El caso es que debería sacar la ropa de verano porque ya hace un calor que parte las piedras. Veamos... ¿Dónde la guardé? En maletas. ¿Dónde puse las maletas? En el desván. ¿Llega el ascensor al desván? No. ¿Me apetece bajar a pulso varios cientos de kilos de ropa, lavarla, plancharla, tenderla y colocarla en los armarios? No.
¿Y si espero a que el calor sea tan arrecho que nos devore a todos y no haga falta ni ponerse ropa?... Es factible.
¿Puedo salir a la calle en bragas?... pues va a ser que si.

Claro que aprovechando que no tengo nada que hacer, podía limpiar los cristales… que digo yo que el mundo debe ser de colores.
Salón, cocina, tres dormitorios, cinco ventanas, a tres cristales por ventana, por dentro y por fuera… 30 cristales… con este calor… y con ropa de invierno… voy a sudar mucho.
¿Todavía se ve bien? Si.
¿Entra luz y eso? Si. Además las vistas desde este piso son más bien horribles… lo dejo como está.

Image hosted by Photobucket.comDe momento me apoltrono en el sofá a fumar un cigarrito y a ver que porquería echan en la tele antes de que me de la idiotez de ponerme a trabajar como una animal… y después… después ya se me ocurrirá algo inútil y poco edificante.
Sólo necesito tiempo para acostumbrarme a no hacer nada.
¡Mierda! se me terminó el tabaco… pues dejo de fumar…

_ Hola amor ¿Que haces mirando la tele si está apagada?
_ Que estoy de vacaciones.
_ Ya… pero… ¿hasta para ver la tele?
_ Es que el mando a distancia no tiene pilas… creo que las usé cuando se gastaron las de… no se, las de otra cosa. Estaba pensando en coger las del despertador que ya no me hacen falta… pero acabo de tirarlo por la ventana.
_ ¿Sabes que eres una calamidad?
_ Si, pero no me importa… soy una calamidad que está de vacaciones.
_ Pues vas a tener que empezarlas en otro momento porque tenemos que hacer mercado.
_ Estoy de vacaciones. No hago compra. No hago mercado. No bajo al super.
_ Ya… pero mira cielo… es que se ha terminado el azúcar…
_ Estamos a régimen.
_ ¿¿Desde cuando??
_ Desde que he decidido que estamos muy gordos.
_ Ya veo… pero… es que tampoco queda sal…
_ La comida con sal es criminal para la tensión.
_ ¡Pero si tenemos la tensión bien!
_ Pues ahora la vamos a tener de cine.
_ Tampoco queda cacao, café, leche… ¿Qué vamos a desayunar mañana?
_ Fruta
_ No hay…
_ Pues cereales.
_ ¿A palo seco?
_ Si. Así la fibra hace más efecto.
_ Ya…bueno… pero a mi no me gustan los cereales…
_ ¡Pues desayunas en el bar de abajo que hacen unas tostadas riquísimas!
_ Está bien…

_ Mamá se me fundió la bombilla del cuarto.
_ ¡Pues enciende una vela coño!

Al rato la perra dando vueltas moviendo el rabo y con cara de: “¿bajamos a hacer un pis?”
_ Espera un ratín bonita que ahora vamos…
Cinco minutos más tarde, con la correa en la boca, sin mover el rabo ya y con cara de: “¡¡¡que no me aguantooooo!!!”
_ Si siii… que ahora vamos…
Dos segundos después, sin la correa, sin mover el rabo y dando quejiditos…
_ Un segundo mujer que pesada… para que narices te enseñaría yo a pedir pis… con lo bien que estábamos cuando lo hacías indiscriminadamente.
Kala ya con aullidos de: “Tiaaaaaaaa que me meoooooooooo”
_ Valeeeeeeeee vamossss. Te conozco Kala, tantas ganas tantas ganas y luego ningún sitio te viene bien, aquí hueles, allí vuelves a oler, este árbol no te gusta, en el otro lo hace el perro del primero C que no te cae bien… Tanta indecisión para echar una meadita me saca de quicio. ¡¡¡Te bajo pero te juro que como no lo hagas al instante te pongo pañales y no te vuelvo a bajar nunca jamás!!!

_ ¿Dónde vas?
_ A dar un paseo con la perra…Y de paso a hacer la compra antes de que me cierren que luego tengo que colocar los armarios y…
_ ¡No te olvides de las bombillas mamá!
_ Ni de las pilas…y ya que bajas sube tabaco.
_ ¿Os dije ya que estaba de vacaciones?
_ ¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiii!!!!!

13 junio 2005

DOS PEDAZOS DEL MISMO CAOS

Image hosted by Photobucket.comDesde siempre he sentido la necesidad visceral de abrazar las cosas para sentir la realidad de su esencia.
Los ojos me son insuficientes para entender como funciona todo.
Tengo que tocar... oler...
Con el cuerpo... con la piel... con la cara...
Soy como los perros, olfateo a la gente. En los reencuentros con alguien añorado lo primero no es el abrazo o el beso, lo primero es su olor, el aroma de su ropa, de su pelo, de su piel…
Es entonces cuando noto como algo de esa persona entra en mí y siento un placer especial que me satisface.

Siempre y para todo.
Empieza siendo una necesidad, más adelante se racionalizan las cosas y los porqués.
Me veo atrás en el tiempo abandonándome sobre el suelo de tarima de casa. Haciendo de mí un sello. Intentando percibir eso que está más allá de lo evidente.
El olor a polvo, a maderas viejas. Olor penetrante a resinas y barnices... a años de ceras.
Los ojos fuertemente apretados, escuchando su pulso, su latido... intentando entrar en él, ser él... Saberlo vivo.

Y eso repetido siempre.
Con todo.
Con las paredes de cada habitación que olían según el tono en que fueron pintadas. Aprendiendo que los colores tienen un olor interno y un orden.
Con la mesa del comedor de invencible estructura victoriana, miles de veces besada, acariciada, aleteantes los brazos y las piernas sobre ella, como si nadara por dentro.
Y como una música que sale del fondo del cerebro, la voz de mi madre diciendo:
_ “Esta niña cada día es más rara... ya está otra vez pegada a la mesa. ¡Hija pareces una mosca! “
Entonces comprendes que hay cosas que, por alguna razón, pertenecen a la privacidad, que no deben hacerse delante de nadie, porque si de pequeña sólo eres “extraña” de mayor pasas a ser “un cencerro de vaca con el sonido desbocado”
Y lo asumes.

Recuerdo que semanas después de morir mi padre, me eché entre la cama y la pared, en el punto exacto donde mi madre lo encontró. Con la mejilla pegada al suelo miré la perspectiva deforme y extraña del cuarto, observando las pelusas y bolas de polvo flotante que se escondían bajo la cama, junto a un juguetito de mi hijo perdido tiempo atrás.
¿Eso fue lo último que vio? ¿Un pedazo de plástico rojo y unas pelusas? ¿Notaría acaso el olor del suelo...? Seguro que no... sólo sentiría miedo, soledad... quizás dolor.
Y allí, haciéndome parte de ese pedazo de nada conseguí llorar por mi padre.

Image hosted by Photobucket.comPor eso la primera vez que vi a mi hijo, siendo apenas un bebé, repitiendo mis acciones como si fuera una prolongación de mi misma… me quedé perpleja.
Tumbado
Concentrado
Con las manos y la cara adheridos a la fría superficie del suelo, mi hijo repetía el ritual, asombrado, extrañado de sí mismo, de sus sensaciones... sin entender...
Mientras, mi madre, le miraba hacer en silencio diciendo con un mal ocultado pesar: _”Este niño... cada día se parece más a ti…”
En realidad lo decía para ella, como si no acabara de creerlo y tuviera que auto convencerse.
El niño miraba tratando de comprender. Sonreí y le dije:
_”Prueba con la mesa del comedor, la de la abuela... ¡es fantástica!!”
Después de un silencio suave contestó:
_”Ya lo sé... pero es mejor el olor a amarillo de la pared azul de mi cuarto... “
Y se rió. Se rió, con esa risa que lo contagiaba todo.
Lo sentí más yo, que yo misma.

Mi madre se equivocaba. Mi hijo no se parece a mí... Mi hijo y yo somos dos pedazos del mismo caos.

08 junio 2005

LA NOVELA


(Capítulo I) (Capítulo II) (Capítulo III)

Capítulo IV: Nunca he creído en el destino, más bien en el poder de la información.

Nunca he creído en el destino, más bien en el poder de la información. La prensa está controlada así que no te pongas nervioso porque todo está de nuestra parte. Podemos estar tranquilos…” ¿Con quien estaría hablando por el móvil? Con algún otro de los de su ralea. Seguro. “El poder de la información…” Eso es lo que te sobra a ti cabrón… poder… poder para hacer lo que te salga y lo que te pete. Hasta el destino cambiarás tú si no te cuadra bien.
“El destino es el que nos pinta la vida Antonio, y el tuyo es ser granjero lo mismo que yo…” Ahí no estuvo fino padre, ahí la cagó haciéndome el pronóstico… que el mío lo escribió esa puta con cara de ángel... Bien me jodió la vida, bien...
No pienses ahora en eso. No por una noche. No en su cara preciosa. No en sus ojos… esos ojazos de luz que se me metieron en el alma y me mandaron al otro lado de la vida… No pienses en ella Antonio… en ella no. Tengo que dormir… y este dolor espantoso en la nuca… ¡Dios que agobio!
Nada que hacerle…otra noche en blanco.
¿Qué hora será? Las tres y media por lo menos. Tarde para tomar una pastilla en cualquier caso. Éstas no me atontan tanto como las otras… que lo veía todo como desde fuera. ¿A ver?... si, las cuatro menos cuarto. No, ya no puedo tomar nada, mañana estaría demasiado espeso… no hay caso.
¡Que dolor de cabeza! Y este calor asqueroso. Falta aire aquí. Una casaza tan grande y yo en este cuartucho donde uno no se puede ni revolver. Cada vez me parece más pequeño. ¿No están las paredes más juntas que antes…? ¡No! ¡Tengo que parar de pensar estas cosas! Relajarme. Como me dijeron en el ambulatorio: “Concéntrese en un punto fijo y déjese ir, vacíe la mente poco a poco. No piense en nada…”
A ver… busca un punto fijo Antonio. El techo está fijo. En la mancha esa pequeña… la que parece un conejo. No, déjate ir… nada de conejos. La mente vacía… vacía como estarán ahora las jaulas sin los gazapos… ¡Nada no hay manera! ¡Que no puedo!
Tiene razón el medicucho ese: “Antonio piensa usted demasiado. No le de tanto a la cabeza. Aparte a un lado los recuerdos. Tómese una pastilla una hora antes de irse a dormir y verá que bien se levanta por la mañana
Se dice fácil, una hora antes. Como si yo supiera a que puñetera hora me voy a ir a acostar. Con este trabajo nunca se sabe. Además ¿y si me avisa el jefe entre la noche porque tenemos que salir? Como la vez aquella que me despertó para llevarle a la casa del chico que mató a su familia… a las cuatro de la madrugada. ¿A que coño iría allí? Eran parientes creo pero… bueno ¿a mi qué me importa? Y yo en pleno efecto de los somníferos de mierda, que no daba pie con bola. No puede volverme a pasar. Pero con este tío…tanta agenda, tanto secretario, tanto control y luego anda improvisando cada dos por tres. No sabe uno nunca a que atenerse.
Nada de pastilla pues.
No pensar en nada… dejarme ir… Tengo que cepillar el uniforme y cortarme un poco el pelo por la parte de atrás que ya no queda bien con la gorra. Tiene que estar perfecto. En la granja podía llevarlo como me daba la gana…pero aquí…
“Tienes que estar tranquilo Antonio, hijo trata de no perder también ese trabajo” Pobre madre. Tengo que llamarla por teléfono. Mañana sin falta. ¡Que calor más irrespirable! “Hijo, aunque sólo sea por Don Agustín, tanta molestia que se tomó en conseguirte ese trabajo con su hermano…”. Tiene razón madre. Buena gente Don Agustín. No puedo dejarle mal. Cuánto más habría agradecido trabajar para él y no para éste cafre. Pero nada que hacer. Con él feliz… de lo que fuera… que yo me amoldaba… pero con el hermano… Mucho coche, mucho traje, mucho mitin, mucha rueda de prensa, mucha casa, mucho de todo… demasiado de todo me parece a mí. Tiene mal fondo. Eso se nota. No como Don Agustín, que se ve a la legua que es hombre de ley. Dicen que son dos gotas de agua. ¡Qué van a ser! Agua turbia como la del fangal de la Cañada es éste. El otro no, el otro es agüita clara, igual a la de la fuente de Cañoroto… Que buena estaba… y fresca como el aire de la sierra. Sobre todo en verano. Cuanto más calor, más fría y más rica. Parecida a la de aquí que sabe a lejía tibia que es una peste.
A la gente se le nota si va por lo derecho o no… en la mirada en lo que más… no siempre claro… algunas miradas engañan… como la de ella…
D. Agustín mira franco, sin sombra. Retorcida como el camino de la Alberca al pueblo es la de esté otro. ¿Seguirá la Alberca perdiendo agua como antes? Tengo que preguntárselo a madre. Si pierde aún que avise a Daniel el gordo, el de la Rosario. Era muy mañoso el muchacho para esas cosas. A lo peor el Daniel se ha muerto ya, siempre pareció algo enfermo… o quita si se marchó del pueblo. Decía que quería irse a Francia con su primo Abel. Deja… no pienses en esas cosas. Qué más me da a mí ya si se fue o se murió o se lo llevó la marea.
Tiene los ojos de un zorro el jefe… “No hay político que no sea como raposa entre gallinas Antoñito”. Cuanta razón tenía padre. Éste es alimaña por parte de madre y hurón por parte de padre. Padre… No debo pensar en padre. Me falta aire…
“No vino casi gente al funeral de tu padre Antoñito… ni los parientes de la Nava del Carnero ni los de la dehesa de Hoyo Redondo. Los de la Jambra si y alguna gente del Canillo Alto y del Parnés. Con lo que fue siempre tu padre… como si él tuviera culpa de algo… Pero ya sabes como es la gente de aquí. Todo habladurías y mala entraña… En mala hora te enamoraste de la hija de los del Campillo. ¡Mal rayo les parta a todos! Bien puesto llevan el mote: Los Perreros. ¡Perrero el abuelo, Perrero el padre y mala perra ella! Bueno… no me hagas caso hijo... no se lo que me digo. No me duele la gente Antonio, lo que me partió el alma es que no vinieras tú… pero yo entiendo hijo… yo entiendo…”
Tengo que dejar de pensar en estas cosas. ¡Que manera de sudarme la cabeza! Todo el calor de este mundo pegado al cuerpo como una gelatina espesa… mira al techo…al conejo del techo… respira hondo… respira Antonio… respira…
A ver la hora… las cinco ya… mañana voy a estar modorro de cojones…
“A las nueve hay que estar en el solar que queda detrás de las fábricas de SIDESA Antonio. Tenemos que salir a las ocho como muy tarde. Tenga listo el coche para esa hora.” ¿Qué andará trajinando éste en un solar en medio de la nada… y con esa gente? ¿Quiénes coño serán? Bueno, a mi igual me da, yo a lo mío. A pulir bien el coche del hijo de puta este, a conducir calladito y a quedar bien con Don Agustín que para eso me recomendó a su hermano de mierda. Y punto en boca… cada quien con lo suyo… que yo con lo mío me llega y me sobra… como para hurgar en las inmundicias de los demás…
Las cinco y media… me levanto ya ¡qué coño! Así dejo de dar más revueltas en este cuchitril asfixiante o me va a acabar dando algo. Claro que es normal el calor. ¿En qué mes estamos ya? ¿En Junio?... ya estarían gordas las vacas en la granja. Para parir muchas y otras con los becerros nuevos. Las del prado de las Chicharras siempre eran más tempranas para criar que las de la Majada. ¡El Lucero si que era bonito! Un perrillo parecía siguiéndome a todas partes más que un novillo. Lástima de la madre, ir a romperse las zancas aun sin haberlo destetado. Tenía que pasar tarde o temprano. El camino de la Calesera era un pedregal. Se lo dije cientos de veces al Amancio: “limpia esto de piedras que un día se va a desbarrancar una res…” Pero nada… tan bruto era. Como me miraba la pobre, con los ojos enloquecidos de dolor por las patas quebradas. Y como dolió pegarle aquel tiro. Se le volvió la mirada de cristal oscuro y… No pienses en eso Antonio… no pienses… que opresión en la boca del estómago…
Las seis… arriba ya. Una ducha rápida y el café a ver si me espabila algo y a verle la jeta todo el día por el retrovisor al politicucho y a escuchar aunque no quiera la retahíla de memeces que dice por el móvil.
“Tranquilo la rueda de prensa salio bien…” decía por el móvil… ¿Y de cuando a donde le iba a salir mal algo a un lince como este? Nos salen mal a los tontos como yo no a los hijos de puta…
Antonio no tiene remedio… déjalo ya…
Las siete…

(Capítulo V: Publicación 10 de Junio. Blog de: El Niño)

Frase de enlace para el siguiente capítulo: Cada vez se me hace más difícil soportar tanta basura

Nota: Al término del juego, la novela completa se publicará en: Cuentos que cuentan.
Las normas del juego, el final del mismo, los participantes y las fechas de publicación se encuentran en: De aquí y de allá.

05 junio 2005

La perfección cuando es la ajena... jode


¿Verdad que piensan que todos los hombres tienen un gen dominante que les incapacita para saber cual es el cajón de los calcetines, diferenciar entre el cesto de la ropa sucia y el suelo, recoger los pelos del desagüe cuando se duchan, o poner una lavadora?
¿Verdad que eso es algo que viene hasta en los libros de texto de preescolar?…

PUES NO… es una mentira podrida… nos han estado engañando desde el principio de los tiempos.

Se han descubierto unos cuantos especimenes que se alejan de estos parámetros de forma considerable y uno de esos me ha tocado a mi.
Si señoras, señores, y el resto… ¡Yo tengo un marido que sabe hacer a la perfección todo eso y más!… muchísimo más.

Y ahora me pregunto yo: ¿Por qué a mi Señor? ¿Por qué de entre tantos millones de inútiles en esta galaxia me tenía que tocar a mí el único que no lo es?
Vamos a ver: ¿¿es que he sido mala?? ¿¿¿es que tengo que pagar alguna mala acción cometida en vida???... pues mira Dios a ver si me puedes dejar algún plazo para cuando palme porque esto es mucho.
¿Qué tenía que estar contenta por tener para mi sola lo que millones de mujeres anhelan desde que andaban pasándole la aspiradora a la cueva?… ¡¡¡JA!!!
Está visto que todo lo que se desconoce se sublima…

Un hombre que es autosuficiente hasta límites insospechados, que sabe buscar solo las cosas sin volver loco al resto del mundo mientras lo hace, que plancha su ropa como si no hubiera hecho otra cosa en la vida, que no te pide ni que le cosas un triste botón porque él lo hace con una facilidad y una naturalidad que asombran, que friega sus platos cuando los usa en un plis plas sin que le de parálisis ni nada… ¡¡¡por dios… que sabe donde están los calzoncillos!!!…. ¿se dan cuenta?... No es normal.
Yo creo que en algún momento entre la tierna post-adolescencia y la madurez fue abducido y… y pasa lo que pasa.

Yo vengo de una familia machista de las de toda la vida, donde mi papá no era capaz ni de clavar un clavo en la pared sin ponerse muy malito y por la mañana mi mamá le dejaba la “ropita” mientras le anudaba la corbata, donde mi hermano, cuando la comida estaba sosa, me decía: “nena trae la sal” antes que mover su regio culo e ir él mismo a buscarla. De un primer matrimonio donde el “ex” debía de ser daltónico porque no diferenciaba la ropa blanca de la de color… ni les cuento si ese se encontraba con una camiseta de rayas blancas y verdes… eso ya le hacía cortocircuitar las neuronas.

Y claro… conoces a alguien como mi marido y te dices: no puede ser… esto es un chollo, un hombre que guisa, limpia y plancha. Que lo mismo te arregla un enchufe que te formatea el Pc (que a mi eso ya me parece la repera, porque yo hasta hace dos días pensaba que los ordenadores tenían botón de autodestrucción y me acojonaba apretarlo por descuido y que explotara del todo). Totalmente capaz de… agarrate… ¡¡¡elegir su propia ropa en las tiendas con una facilidad que hiela la sangre!!!.... ¡¡¡¡ de combinar los colores sin parecer un payaso de circo!!!
En fin, que me impresionó. Y me dije: “este pa´mi”

Al principio todo es maravilloso, estás en una nube mientras todas las amigas se quejan de que sus parejas, amigos, amantes, maridos (elíjase la opción que cuadre en cada caso), lo único que saben hacer es hablar de fútbol, beber cerveza y foll… y para eso poco y mal… y yo con esta joya…Total que me pasaba el día más inflada que una cotufa en el microondas.
Pero con el tiempo (ay que puñetero es el tiempo ¿eh?) que todo lo coloca en su justo lugar, me he dado cuenta de que… es más bien una cruz, que digo…un calvario que son tres cruces… no no un vía crucis que son mogollón de cruces.

Porque cuando un hombre es así (lo cual de entrada ya hemos visto que parece estupendo) es al mismo tiempo perfeccionista hasta el paroxismo, crítico en exceso, tremendamente ordenado y maniático para según que cosas (lo cual ya no es tan yuju)
Una cosa ve unida a la otra.

Es tan perfecto que… acompleja para que nos vamos a engañar.
Reconozco que yo soy desastre a tope y lo de la casa se me da más bien mal. Que antes veía una cosa tirada en el suelo y si no se me había caído a mi le saltaba por encima y me quedaba más feliz que un ocho, que planchaba la ropa sólo cuando parecía que la hubiera pisoteado una manada de búfalos en estampida y que limpiaba los cristales sólo los días que lo aconsejaba mi horóscopo.
Y ahora me encuentro barriendo dos veces porque jamás lo dejaré igual de bien que él, o fregando cada vaso que uso (cuando me acuerdo claro) porque no soporta ver el fregadero atestado de cosas (¿¿¿¿????)

Asumo que nunca he sabido pasar una plancha decentemente, barrer un suelo como se explica en los tratados sobre el tema, fregar hasta dejar la vajilla reluciendo como para dejarlo ciego a uno o marujear bajo ningún aspecto conocido. Lo cual siempre me alegró sobremanera: “perfecto que lleve la casa otro que yo paso”.

Pero ahora ya no. Ahora lo hago por narices y encima trato de hacerlo bien y a conciencia. Y no porque él me lo pida (que ya debe de haber desistido por imposible) si no por que de pronto la asquerosa educación machista alienante que me dieron me chorrea por todos los poros. Como que si no no soy buena madre, esposa, hija… pajas mentales que me están condicionando un huevo.

Es que siento que él me critica con el pensamiento y eso me mina el ánimo…
Que me pongo ha hacer cosas me mira y pienso: “ya esta, ya me está juzgando” Que seguro que el pobre sólo está pensando en que tiene que bajar por tabaco y me mira porque estoy en plena trayectoria visual…pero no… yo ya he metido primera y ando lanzada y pensando que me ojea porque lo estoy haciendo pésimo y me cabreo con él, conmigo y con el mundo entero.

Claro que todo esto queda compensado sobradamente por la actitud del melenudo:

_ ¡MAMAAAAA!
_ queeeee
_ ¿DÓNDE ME HAS PUESTO EL CHANDALLLLLL?

Que este chaval grita como si viviéramos en una mansión de tres plantas con ala para invitados en lugar de en un apartamento enano…

_ en el cajón
_ ¿EN QUÉ CAJONNNN?

Sólo tiene tres en su cuarto…

_ en el primero
_ AHÍ NO ESTAAA QUE YA MIREEE ANTEEEESSSS
_ mira otra vez
_ QUE NO ESTAAAA……
_ ¡¡¡QUE MIRES BIEN TE DIGOOOO!!!
_……… ah… si… aquí está….

Ay señor… este si que va a hacer feliz a cualquier mujer…